miércoles, 7 de abril de 2010

Conmoción



No quiero hablar con nadie, no llames, no atenderé.
El teléfono sigue sonando y mi ansiedad gana terreno.
¿No entendéis que necesito tiempo? ¿No os dais cuenta que en estos momentos no puedo estar, no puedo responder?

Una habitación tranquila, un poco de incienso, una luz tenue, unas fotos… y el silencio.
Silencio que me acompaña durante tanto tiempo que ya no sé si es compañero o simplemente es parte de mí.
Y miro al suelo y me dejo caer… en el recuerdo, en trocitos de un pasado que me es tan complicado ver, que no sé si es pasado o solamente, sin más, lo soñé.

Y entonces sueño que vuelo… y vuelvo a creer. Pero es tan frágil, tan fugaz este instante, que la realidad se me echa encima y me aplasta con tanta fuerza que me marea, me perturba, me desorienta, me quita las pocas fuerzas que de los sueños pude atrapar.

Y una vez más cierro los ojos… y ¿para qué? Sólo quiero gritar y liberarme, salir de este cuerpo, de esta cárcel.

Quiero pensar que vendrá algo bueno, pero es tan incierto, que me dejo caer.

1 comentario:

  1. Vuelve a coger ese tiempo de descanso. Entonces te sentó bien Seguro que cuando vuelvas los mismos estarán esperandote. Descansa.

    ResponderEliminar