viernes, 23 de abril de 2010

La oportunidad que podría cambiarme la vida



He visto casos en los que personas con enfermedades crónicas muy dolorosas se han visto forzados a aparentar una normalidad en su comportamiento habitual que no es tal, tan sólo para no ser marginados por los que le rodean o por la sociedad en general. Personas que han tocado la muerte con sus manos y han vuelto a la vida cargando consigo secuelas importantes, pero que deben volver a la regularidad de la vida rutinaria, a las faenas del hogar, al cuidado de sus hijos, a ponerse al frente de su negocio, en fin, a hacer como si nada hubiera pasado, ni nada le estuviera pasando.

Sin poder evitarlo y casi sin ser conscientes de ello, estas personas desarrollan una capacidad para hacer ver lo que realmente no es. Me explico: ejercen de actores/actrices sin titulación, ni diplomaturas, ni cursos, ni academias de por medio. El cuerpo humano necesita de ello para subsistir y se ven milagros sin tener que ir a Lourdes.

Tengo una amiga que padece fibromialgia y ella siempre suele decir: “somos actrices de Oscar” y, realmente, es así.

Las personas con fibromialgia sufren mucho, y no sólo es dolor físico el que ataca a sus cuerpos, sino también dolor en el alma al no ser comprendidos por el entorno más cercano, por los médicos y por la sociedad en la que hoy en día vivimos, muy incrédula, por cierto.

El rechazo hacia estos enfermos es tal, que en sus cuerpos se dispara ese mecanismo de supervivencia y los convierte en actores/actrices capaces de camuflar lo mal que se sienten a causa de su patología, para poder así mantener a su lado a la gente que aman, para mantener también su puesto de trabajo o para no sentir ese desprecio del que hablaba antes. Quieren sentirse útiles, necesitan sentirse queridos y, sobre todo, comprendidos.

¿Qué triste, no? Estar tan enfermo y, encima, tener que aparentar que estás como una rosa para que, en la mayoría de las ocasiones, no te rechacen.



Pues bien, yo me considero actriz y, sin embargo, no sé si daré la talla delante de los micros, con 4 focos de 5000 W cada uno y una enorme cámara de cine grabándome. Y es que, en estos últimos días, me han ofrecido un papel importante para una película de cine. ¿Qué gran oportunidad, no? ¡Más de uno la quisiera!



Y aquí estoy yo… dudando si seré capaz de hacer el papel como corresponde.
Sinceramente, estoy algo aterrada.