viernes, 2 de abril de 2010

Delirio espontáneo



(En colaboración con Noe, véase http://nuestraparteoscura.blogspot.com/)


¿Cuál era el mal que aquejaba a aquél que contabiliza a todo el que tiene a bien pasar por tu siempre abierto hogar? Ese que llama a tu puerta, en la oscuridad de la noche, el que perturba tus sentidos y no te deja respirar. ¿Larga espera me aguarda?

Desaparecido por mi errónea voluntad, vilipendiado para su comodidad, tranquilo reposa su cabeza en la almohada cada noche. Su sueño son sueños seguros porque yo recogí sus pesadillas al marcharme.

Disculpa y transige con mi ignorancia, siendo éste un género nuevo para mí, se atasca la imaginación y aparece mi insipidez. Confunde mis palabras, atrapa mis pensamientos, da vida a la muerte y acaba con lo que soy.

Jadeo sin esperanza de encontrar el camino correcto. No me atrevo a pisar ni el suelo en el que reposaron los pies de aquellos poetas encumbrados, aquellos que de verdad hacen malabares con las palabras haciéndome sentir arma que mata y puede acabar contigo sólo haciendo resurgir las ganas de vivir.

La agonía se apodera de mí, paso a paso encumbra mi realidad y asesina el deseo de una caricia en mi piel marchita.

Evoca a los espíritus de las letras, canaliza su energía para que dancen a tu alrededor uniendo vocablos que nunca imaginaste que existían formando un poema llamado caricia.

Floto custodiada por ilusiones extintas, entre árboles de ramas inertes que me llevan a caer.
Soporta el dolor estoicamente, son resultas de tu amargura, no mientes a tu desdichada suerte.

Dame la mano, acompaña y guarda a mi desolado cadáver. Y otórgame la magia de un sueño profundo, letargo ardiente que mi alma ansió.